Profetas en China, Chinchorro en la UNESCO

Por Calogero M. Santoro, arqueólogo Ph.D.
Instituto de Alta Investigación
Universidad de Tarapacá

Finalmente, después de más de un siglo de trabajo científico y de décadas de preparación del expediente, la UNESCO ha resuelto inscribir a la cultura Chinchorro en la lista de Patrimonio Mundial. La nominación ocurrió el 27 de julio, en Fuzhou, China a través de un encuentro virtual, vale decir a grandes distancias físicas, como de alguna manera con miles de años de separación se ha venido construyendo la vida y el legado de las mujeres, hombres, niñas y niños chinchorro que colonizaron una de las costas más áridas del planeta, entre la desembocadura del valle de Lluta y Caleta Patillos; 300 km de litoral que encierran una historia de cuatro mil años que ahora se reconoce a nivel mundial.

Mientras tanto en la región se espera que la nominación de este organismo internacional despierte y solidifique un círculo virtuoso para concretar proyectos y tareas pendientes en relación a este bien cultural, como el nuevo Museo Chinchorro en San Miguel de Azapa y la puesta en marcha sostenida de los planes de manejo de los sitios arqueológicos nominados y reconocidos por UNESCO; vale decir sitios Colón 10, Morro y desembocadura de Camarones.

Pero más importante aún, se requiere consolidar estrategias que no sólo aseguren el gran desafío de conservar y difundir este legado cultural, sino también que se integre, de alguna manera, a la vida social del siglo XXI en la región de Arica y Parinacota, para que se transforme en un ejemplo para el país y la humanidad y con ello estar a la altura de los chinchorros y su epopéyica historia.

En este proceso es importante reconocer la misión y visión de liderazgo de la Universidad de Tarapacá en la persona de su rector Emilio Rodríguez, como así también a personeros de organismos gubernamentales como el ex-alcalde de Camarones Iván Romero y su sucesor Cristian Zavala; a Gerardo Espíndola alcalde de Arica, a José Barraza ex coordinador regional de la Comisión Asesora Regional del Consejo de Monumentos Nacionales y a la ministra y arqueóloga Consuelo Valdés del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Pero también se debe destacar a Vivien Standen y Bernardo Arriaza, grandes artífices en la consecución de este gran logro para la región y el país y junto con ellos la labor hormiga de Ana Flores Quispe que desde que se sumó al equipo de estudio de Colón 10, con su tradición cultural aymara se transformó en la más férrea defensora y protectora de los sitios arqueológicos. Su lucha debería conseguir que los Chinchorro no sólo sean profetas en tierras lejanas sino también en su propio territorio.


 

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